La Organización Agraria asegura que la mezcla de blancos y tintos para la elaboración de vinos de mesa rosados supone un fraude para los consumidores porque “no se le puede llamar rosado a la mezcla de vino tinto con vino blanco”. Los vinos rosados tienen sus propia definición que tiene mucho que ver con las técnicas de vinificación o de maceración propias empleadas para su elaboración y, por lo tanto, la Organización teme que, en la práctica, el consumidor confunda el verdadero vino rosado con caldos de poca calidad que resultan del añadido de gotas de tinto.
En este sentido, ASAJA de Castilla-La Mancha no comparte los argumentos esgrimidos desde la Comisión Europea para permitir esta medida y que, al parecer, tienen mucho que ver con la competencia de los vinos del Nuevo Mundo, que son más baratos y que están ganando un gran participación en el mercado; razón por la que la Comisión ha aceptado que sus productores elaboren rosados como lo hacen los argentinos, australianos y sudafricanos.
Según ASAJA de Castilla-La Mancha, el sector vitivinícola europeo, con el apoyo de las Administraciones, debe poner en valor su producción ofreciendo la máxima calidad que es la mejor garantía para ganar mercados.
Por otra parte, ASAJA de Castilla-La Mancha ha manifestado que con esta práctica se echa por tierra todos los esfuerzos realizados por el sector vitivinícola para reestructurar el viñedo y adecuar la oferta a la demanda del mercado.
Además, la Organización Agraria considera que Castilla-La Mancha se sitúa en una posición de desventaja porque el vino de nuestra región tiene más intensidad colorante que el resto de la Unión Europea.
ASAJA de Castilla-La Mancha insta tanto al Gobierno, central como autonómico, a hacer cuanto esté a su alcance para que finalmente este proyecto de reglamento no salga adelante en los términos actuales.
ASAJA Castilla-La Mancha