Nota de Asaja-CR
La producción vitivinícola española, hoy por hoy, es excedentaria, y no de una forma coyuntural, como se pensaba antes de acometer el ambicioso programa de reestructuración, sino de una forma estructural, ya que en los últimos treinta años, aunque ha descendido en un treinta por ciento la superficie vitícola de nuestro país, ha aumentado un cuarenta por ciento la producción, pero, lo que es mas grave, simultáneamente ha descendido un cincuenta por ciento el consumo de vino. Estas constantes se vienen manteniendo año tras año, por lo que, si no se buscan soluciones y estrategias a medio y largo plazo, la crisis se irá agravando y el futuro de la viticultura española puede llegar a ser desastroso.
Estructuralmente se dijo al sector productor que había que adaptar la producción a la demanda del mercado, por lo que era necesario, aprovechando la reforma de la OCM del vino y los fondos presupuestados por la UE para la reestructuración del viñedo, sustituir viñas de uva blanca por otras variedades mas acordes con la demanda del mercado. Sin embargo, cuando la reestructuración está finalizando y se han acometido mas de 200.000 has de viñedo, la situación es alarmante: los vinos tintos tienen hoy en España peor salida que los blancos, y eso que el consumo de tinto es superior al de blanco. La causa fundamental es que sigue fallando el reglamento que sobre mezclas de vinos promulgó el Ministerio, ya que no se definió correctamente lo que es el vino tinto,
Que no puede definirse como el elaborado con al menos un 50% de uvas tintas, sino que debe definirse en función de los puntos de color que tenga, parámetros fácilmente evaluables y que evitarían el que se sigan realizando fraudes y engaños, en una época en la que se aboga por la trazabilidad y por la mayor información al consumidor.
La reestructuración del viñedo parece haber resultado poco útil, y es que desde ASAJA ya advertimos que esta medida, por sí sola no era suficiente, que paralelamente, como recogía la propia OCM, había que invertir en los sectores de comercialización y distribución, así como en la formación de técnicos no sólo en temas enológicos, sino también de gestión de empresas, y sobre todo a nivel comercial y de marketing.
La comercialización del vino en España también sufre grandes deficiencias estructurales provocadas por una atomización de bodegas y marcas comerciales en los vinos de calidad, una excesiva concentración de operadores en los vinos de mesa, y una casi inexistencia de estructuras comerciales en el sector cooperativo (todas estas deficiencias que se producen a nivel nacional, en Castilla-La Mancha son aún mas acusadas, por lo que en este región, para la Organización Agraria ASAJA de Ciudad Real, la elaboración de un Plan Estratégico Vitivinícola no es solamente necesaria, sino urgente).
Los precios de la uva en las últimas campañas apenas cubren los costes de producción. Lo que pone en peligro todo el esfuerzo humano y económico realizado por la reestructuración. En España las cotizaciones de los vinos tintos, tradicionalmente con mejores precios que los blancos y supuestamente con mejor salida comercial, están en sus niveles más bajos, estando el precio del vino base un 40% por debajo al de otros países comunitarios.
Para los vinos blancos el mercado está algo mas ligero gracias al mosto, la destilación y el aumento de exportaciones a Francia e Italia, que necesitan producto para atender sus mercados, desabastecidos por los dos años consecutivos de bajas producciones. Sin embargo es importante destacar que mientras para España el precio de destilación es el mejor que se puede encontrar para los graneles, en Francia e Italia este precio está muy por debajo del de mercado, por lo que para ellos la destilación no ofrece ningún atractivo.
El consumo de vino ha pasado de 70 litros por habitante en 1970 a menos de 30 litros en la actualidad, descendiendo en los últimos años una media de un 2,7% anual. Es cierto que está aumentando el consumo de vino de calidad, este año pasado se ha incrementado en cinco millones de litros, pero desciende en mayor medida el consumo de vino de mesa, menos 25 millones de litros en 2003. En conjunto en 2003 se han consumido en España 20 millones de litros menos que en 2002. Analizar las causas de esta tendencia y buscar soluciones es otro reto que se le plantea al Plan Estratégico que se demanda.
Las destilaciones siguen constituyendo una valiosa ayuda para mantenimiento del sector, pero su futuro es incierto.
Otros temas como la función de las cooperativas, la producción de mosto, el control de rendimientos en el viñedo y el control de fraudes, son otros tantos puntos a analizar y desarrollar por ese Plan Estratégico necesario para afrontar con éxito el difícil futuro que se avecina para el sector vitivinícola español.
Asaja-CR