“Como las administraciones cometen el error garrafal de no aplicar la ética en el mercado”, señala Aguado, “hemos llegado a una situación vergonzosa en la cual en el campo y en la granja se paga por debajo de costes y en la tienda los precios suben como la espuma y contribuyen a endeudar todavía más la economía familiar”.
No en vano, la diferencia de precios entre origen y destino superan el 900% en la clementina, el 860% en la cebolla y el 500% en el cerdo, por citar sólo algunos ejemplos, según datos oficiales del Ministerio de Agricultura.
Aguado critica “la ceremonia de la confusión del IPC”: “al ciudadano de a pie le insisten en que los precios al consumidor aumentan por culpa del pan, la leche, la cebolla y otros productos del campo, y piensan erróneamente que es culpa de los agricultores”. Sin embargo, en el desfase del campo a la cesta “actúan otros agentes de la cadena comercial que no están siendo investigados por las administraciones”.
Por otra parte, Aguado denuncia que “algunos supermercados venden fruta de terceros países de pésima calidad en plena campaña citrícola para solapar las variedades y, así, presionar a la baja los precios de los cítricos valencianos”.
AVA-ASAJA
Es indignante esta situación. Supermercados como Mercadona está vendiendo la clemenules a 3000 ptas/arroba de clementina de 2ª-3ª categoría cuando al citricultor estamos recibiendo si tines buena calidad 400 ptas/arroba.
Muy similar le ocurre a la naranja navelina en que Mercadona la vende a 1580 ptas/arroba y el productor la vende a 400 ptas/arroba.
Y hablo en ptas ya que a los agricultores nos siguen haciendo tratos en pesetas y el euro solo se conoce cuando firmas el contrato que por supuesto nunca redondean al alza más bien siempre a la baja.
Mientras exista esa diferencia abismal y no esté controlada por el gobierno, la citricultura valenciana estará condenada a desaparecer y con ella la economía de los citricultores valencianos.