El consejero de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla-La Mancha se desplazó ayer al municipio toledano de Orgaz, donde asistió en la bodega “El Retamar” a las labores de una vendimia mecanizada nocturna, una novedosa técnica de recolección que permite que la uva llegue a la bodega en mejores condiciones de calidad.
La vendimia mecánica durante la noche, cuando se produce un considerable descenso de las temperaturas, permite que el transporte y la entrada en bodega de las uvas se realice a temperaturas de 15 a 18 grados, mucho más ventajosas que los 30 grados que pueden registrarse al mediodía.
Con esta técnica, se consiguen minorar los procesos oxidativos de modo considerable, se evita o se ralentiza la multiplicación de bacterias y levaduras no deseadas (casi inexistentes por debajo de los 14 grados) y también se ralentizan los procesos extractivos.
Así, la realización de la vendimia durante la noche permite que la uva llegue a las bodegas en mejores condiciones de calidad, manteniendo la que originalmente tenía en el campo en el momento de la vendimia, debido a que durante el proceso de recolección sufren un mínimo de alteraciones.
La recolección mecánica del viñedo es hoy posible gracias a dos factores fundamentales. En primer lugar, la conducción del viñedo en formas planas y de modo que la uva esté situada al menos a 35 centímetros de altura sobre el suelo (mínimo necesario para que trabajen las máquinas).
En segundo lugar, la disponibilidad de máquinas capaces de avanzar sobre las hileras de cepas, sometiéndolas a un rápido movimiento de vaivén lateral, lo que determina aceleraciones positivas y negativas, que consiguen vencer la resistencia del pedúnculo que sujeta al grano de la uva y desprenderlo. Estos granos caerán sobre un sistema de transporte basal, siendo de este modo conducidos a las tolvas de que disponen las máquinas para su posterior descarga en los vehículos de transporte hasta la bodega.
Este transporte se realiza con rapidez y se evitan las largas distancias entre viñedo y bodega.
Asimismo, se evitan los vehículos de gran capacidad, para que los tiempos de carga sean lo más rápidos posibles, y se lleva a cabo una adecuada programación de la recepción en bodega para que no se produzcan colas de entrada.
Una vendimia nocturna, lógicamente, supone un mayor esfuerzo tanto de las personas que intervienen en el campo como en la bodega, así como una adecuada actuación para prevenir accidentes y una coordinación ágil y eficaz. Por el contrario, la entrada de uvas a baja temperatura minora la necesidad de grandes equipos de refrigeración necesarios para bajar la temperatura de la vendimia a los umbrales deseados para iniciar el proceso de fermentación de modo adecuado, lo que supone un importante ahorro de gastos.
La bodega “El Retamar”, que cuenta con nueve socios y una producción media de 300.000 kilos de uva, ha adoptado esta novedosa técnica de vendimia para la producción de sus vinos.
En la actualidad, esta bodega cuenta con una producción media de 110.000 litros de vino tinto y otros tantos de vino blanco.
“El Retamar” cuenta con una nave de 372 metros cuadrados, con 9 depósitos de acero inoxidable de 30.000 litros, prensa neumática, 40 barricas de 22 litros de capacidad y 2 tinas de roble de 100 hectólitros.
Para la mejora de los procesos de transformación y comercialización de sus vinos, esta bodega ha realizado importantes inversiones para las que recibió el pasado año una ayuda de 140.455,44 euros de la Consejería de Agricultura y Medio Ambiente, a través del programa de Fomento de la Calidad Agroalimentaria (FOCAL).
JCCM