La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, COAG, alerta de que la incertidumbre generada en el sector por la aplicación de la nueva OCM vitivinícola está presionando los precios del vino a la baja. De enero a junio, las cotizaciones del vino en origen han pasado de 2,97 a 2,74 euros/ hectogrado, para los tintos, y de 2,86 a 2,52, para los blancos.
Esta situación ha provocado que Castilla La Mancha, Cataluña, Murcia, Valencia y la DO Jerez hayan realizado una petición de destilación de crisis con el objetivo de normalizar la tendencia a la baja de los precios ante la ausencia de mecanismos de gestión de mercados (tales como ayudas para la elaboración de mostos, destilación de usos de boca con precio mínimo, ayudas al almacenamiento, etc…), eliminados tras la última reforma de la OCM. A todo ello se une la falta de concreción del presupuesto asignado a cada una de las medidas del Programa de Apoyo nacional de la nueva OCM, lo que está sembrando cierto desconcierto en el sector a la hora de planificar la campaña 2008 / 2009, que oficialmente se inicia el próximo 1 de agosto.
Ante este panorama, COAG exige al Ministerio de Medio Rural celeridad a la hora de cerrar el diseño del Programa de Apoyo nacional e insiste en un reparto de los fondos por CC.AA. para que cada región pueda adecuar las medidas y la ficha financiera a su realidad vitivinícola. Asimismo. COAG estima necesario el establecimiento de mesas de negociación para fijar acuerdos marcos con la industria que deben ir más allá de una política contractual de precios para asumir además compromisos éticos de comercialización y criterios unificados de calidad, además de construir una relación de confianza entre ambos eslabones, productores e industria, en la que no tengan cabida actitudes como las de algunos industriales que a lo largo de las últimas campañas han abusado de las importaciones para asentar unas cotizaciones de los precios de la uva que no cubren los costes de producción.
COAG ya diagnosticó, en su momento, que la nueva OCM del vino sólo serviría para prolongar la agonía de los viticultores, ya que está pensada exclusivamente para grandes grupos industriales vitivinícolas -materia prima a menor coste- y, en este sentido, está claro que no mejorará la renta de los viticultores lo que influirá negativamente en muchas regiones que dependen económica, social y medioambientalmente de este cultivo. Además, a la tendencia de los precios a la baja hay que sumar el aumento generalizado de los costes que sufre el sector -gasóleo, fertilizantes, electricidad para riego, etc.-, lo que pone en jaque la viabilidad de las explotaciones familiares vitícolas, las que más sufren esta perversa dinámica.
COAG