El Cabildo de Tenerife ha decidido renovar su política de asesoramiento enológico a las diferentes bodegas comarcales de la Isla, mediante la contratación de especialistas. Este tipo de colaboración, que se viene desarrollando desde hace varios años, no sólo ha contribuido a la mejora de la calidad de los vinos insulares, sino también a la obtención de nuevas variedades. En este sentido, se cita la primera producción de espumosos y la aceptación alcanzada en círculos de prestigio.
El asesoramiento contempla la reorientación de labores a las preferencias cambiantes del mercado, además de la elaboración de una base de datos fiable sobre la producción vinícola insular. Con esta herramienta se pretende definir la orientación productiva y potencial de cada finca perteneciente a los socios adscritos a las bodegas comarcales, con el fin de aconsejar al productor sobre los usos y variedades adecuadas a cada terreno.
Los trabajos de caracterización de las explotaciones se llevarán a cabo en colaboración con el área de Planificación y Cooperación de la corporación, que cuenta con un moderno y sofisticado sistema de información geográfica, capaz de determinar las características específicas de todo el territorio insular.
Por otra parte, mediante la intervención del Cabildo se podrá determinar el momento idóneo para la vendimia, en función de los controles de maduración realizados en diferentes cotas. El asesoramiento para la elaboración de las distintas variedades (blacos, tintos, rosados, espumosos, macerados y crianzas, entre otros) se lleva a cabo en las bodegas comarcales a través del seguimiento de todo el proceso de elaboración, que comienza con recogida de la uva, fermentación, trasiego, clarificación, estabilización, filtrado, y finaliza con el embotellado.
La situación del mercado, con una considerable oferta de vinos de calidad procedentes de todo el mundo, requiere contar con especialistas de reconocida valía que sean capaces de reorientar las producciones hacia los gustos cambiantes y exigencias del consumidor. Del mismo modo, resulta imprescindible la implantación de controles de calidad en todo el proceso de elaboración del vino, desde la finca suministradora de la fruta hasta la distribución de caldos.
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