Para la investigación, los científicos extrajeron de los sujetos una muestra de sangre antes de la ingesta, al día siguiente y al séptimo día. Éstas fueron comparadas con muestras de otra semana control, en la que los participantes siguieron la misma dieta baja en compuestos antioxidantes pero sin ingesta de vino. “La importancia de este estudio reside en que estamos trabajando con dosis reales y en humanos, algo esencial dado que el efecto beneficioso real de un alimento en el organismo no puede extrapolarse de su actividad antioxidante in vitro” señala Fernández.
Los resultados obtenidos muestran un aumento considerable de la capacidad antioxidante del plasma. Por otra parte, no se encontró una variación significativa de los compuestos antioxidantes endógenos, pero sí un aumento en la actividad de ciertas enzimas antioxidantes (catalasa, superóxido dismutasa, glutatión peroxidasa y glutatión reductasa). En cuanto a la expresión génica de dichas enzimas, la comparativa entre las distintas semanas estudiadas desvela un aumento en el día séptimo de la semana de intervención de la enzima superóxido de dismutasa, mientras que la catalasa no sufría variación.
“Lo que pasaba con la catalasa era que, en la semana control, aumentaba su expresión génica, lo que se puede interpretar como un esfuerzo del organismo por intentar contrarrestar una mayor producción de radicales libres en una semana en la que no se están tomando antioxidantes”, apunta la investigadora. Ante estos datos, los científicos implicados en el estudio concluyeron que ambas enzimas eran reguladas de distinta manera, aunque se necesitarán nuevos estudios que refuercen esta idea.
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo desarrollado. Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que sólo en 2005 fallecieron 17,5 millones de personas por esta razón, cifra que representa un 30% de todas las muertes registradas durante ese año. Según este organismo, las causas más importantes de estas dolencias están relacionadas con los llamados “factores de riesgo modificables”, es decir, dieta malsana, inactividad física y consumo de tabaco.
Innova Press