De este modo, la lucha biológica, que hasta el momento era un complemento puntual al control químico, se ha convertido en una estrategia predominante para combatir las plagas debido a los efectos perjudiciales para la salud que conllevan los insecticidas y al aumento de la sensibilización por la conservación del medio ambiente. De hecho, en la actualidad, hay más de 125 especies de enemigos naturales disponibles comercialmente. Estas son algunas de las conclusiones de la jornada Lucha biológica en la agricultura: situación actual y perspectivas, organizada el pasado jueves por la Fundación Agricultura y Medio Ambiente de la Comunidad Valenciana, FUVAMA, con la colaboración de la Asociación Valenciana de Agricultores, AVA-ASAJA, y de la Conselleria de Agricultura.
Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA, clausuró el acto exigiendo “una mayor inversión para el desarrollo de la lucha biológica porque esto significa ganar capacidad competitiva y garantía de futuro”. Además, el dirigente agrario criticó que “los límites máximos de residuos a menudo se fijan de una manera arbitraria, actuando como barreras comerciales; no tiene ninguna razón de ser que a estas alturas no estén armonizados en todo el mundo”. Por su parte, el Secretario Autonómico de Agricultura, Vicente Riera, instó a los agricultores a aprovecharse de las investigaciones porque, indicó, “la Unión Europea cada vez exige a nuestra actividad un mayor respeto al medio ambiente y, si los usamos correctamente, los depredadores naturales pueden ser un gran aliado”.
Las ponencias, que fueron impartidas por los investigadores del Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) Francisco José Beitia, Belén Benlliure, José Catalán y Alberto Urbaneja, pusieron de manifiesto, entre otras cuestiones, que la aplicación real y efectiva de la lucha biológica en el campo es “inminente” y que el coste de aplicación será “similar” al uso de plaguicidas. Además, insistieron en la necesidad de valorar la fauna autóctona para combatir los organismos plaga, destacando la gran cantidad de depredadores que existen en la citricultura valenciana. Finalmente, los investigadores exigieron controles exhaustivos en los puntos de entrada de toda la Unión Europea para que no se burlen las barreras fitosanitarias que pueda imponer un determinado país.
AVA-ASAJA