La Asamblea de las Regiones Europeas Vitícolas reconoce la falta de lluvias como factor que reduce el rendimiento del viñedo y, por tanto, pide a la Comisión Europea que incluya en su política de apoyos las áreas que sufren estos efectos, como es el caso de Castilla-La Mancha.
La Asamblea de las Regiones Europeas Vitícolas (AREV) ha incluido en la resolución de su último Consejo solicitar a la Comisión Europea que establezca normas y ayudas específicas para las zonas con escasa pluviometría para salvaguardar su actividad vitícola, unas medidas que beneficiarían a Castilla-La Mancha.
La AREV justifica esta petición con el argumento de que en estas zonas “la viticultura, que no tiene alternativas económicas, desempeña un papel fundamental para evitar el éxodo rural y la desertificación del territorio, contribuye a la conservación de los paisajes y del medio ambiente, a la protección de la fauna y al mantenimiento de la biodiversidad”.
El documento, que acaba de ser redactado, recoge la petición realizada por la consejera de Agricultura, Mercedes Gómez, en el Consejo de la AREV, que se celebró en Wiesbaden (Hesse) la pasada semana. La titular de Agricultura de Castilla-La Mancha planteó que se reconociesen las dificultades de las zonas con escasas precipitaciones y se solicitaran apoyos para ellas, y no sólo para áreas con fuertes pendientes, montañosas o regiones ultraperiféricas, tal y como estaba planteado en el documento inicial de discusión.
En la reunión estuvieron presentes representantes de la Dirección General de Agricultura de la Comisión Europea, quienes se mostraron favorables a los planteamientos de Castilla-La Mancha y a valorar el déficit hídrico como limitante para los resultados de las zonas productoras de vino.
Con este acuerdo de las regiones integradas en la AREV se pone fin de forma satisfactoria a un debate de dos años, en el que Castilla-La Mancha siempre ha defendido que la escasez de lluvias determina los rendimientos del viñedo de forma similar a otras condiciones de suelo o clima y que, por tanto, debería incluirse este criterio en la consideración de zonas difíciles.
La AREV remitirá su resolución a la Comisión Europea para que contemple su contenido en la política vitícola. Además, solicita a la administración europea que inicie los estudios necesarios para determinar qué zonas pueden ser consideradas como desfavorecidas en razón de estas condiciones climáticas extremas y permanentes.
El documento también recoge solicitudes de actuación en el ámbito de la promoción, de reducción de frenos para distribución y el consumo, y la protección de las denominaciones y las indicaciones geográficas protegidas.
La Asamblea de las Regiones Europeas Vitícolas está compuesta por cincuenta regiones de doce países europeos y su función principal es la defensa del sector vitícola ante las instituciones europeas.
JCCM