De nuevo el viñedo de la Ribera volvió a demostrar su capacidad para hacer frente a una climatología extrema y completar su desarrollo vegetativo de forma vertiginosa. Fue a partir del envero cuando la regularidad de los viñedos se puso de manifiesto, equiparándose al ciclo normal para esas fechas.
Las magníficas condiciones de iluminación y temperatura registradas, así como la importante reserva hídrica en los suelos, han provocado esta campaña una maduración paulatina del fruto, responsable de la enorme riqueza en tanino dulce y elevado color que caracterizan a la cosecha.
Tales condiciones permitieron una vendimia sana y escalonada, garantizando a viticultores y bodegueros la recolección de la uva en su justo punto de madurez; 71.145.000 fueron los kilogramos de uva entregados en las bodegas elaboradoras inscritas durante la Campaña 2010.
El Presidente de Ribera del Duero, José Trillo, destacó que «este es el milagro de la Ribera. Así un año como el 2010, donde las heladas tardías del mes de mayo, la lluvia y el viento de junio en plena floración, no hacían presagiar nada bueno, nos trajo también un verano y principios de otoño con una temperatura e iluminación óptimas que nos ha dejado una cosecha con visos de histórica. Una cosecha Excelente».
Los vinos jóvenes de esta cosecha muestran su potencia, destacando la intensidad frutal que siempre ofrece la Ribera del Duero. Vinos jóvenes que refrendan su riqueza olfativa y presentan gran equilibrio en boca, basado especialmente en su tanino dulce y su longitud, de gran persistencia».
Los vinos de esta Cosecha destinados a guarda, a Juicio del Comité de Calificación, «manifiestan que ésta será una de las añadas históricas de la Ribera». Son vinos equilibrados gracias a su acidez; de altísima potencia, debida a su componente glicérica y en especial a sus amplias dosis de taninos nobles, con aromas aun cerrados, en base a la profundidad de la fruta negra y a los tonos minerales.
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