La política de precios de la industria empuja a los viticultores al abandono

Los precios para la uva que se barajan en la presente campaña en Castilla-La Mancha, incluso para las variedades más selectas cosechadas en las mejores condiciones, quedan por debajo de los costes de producción y no compensan en absoluto los esfuerzos que los viticultores de la región han venido realizado en reestructurar sus explotaciones para adaptarse a las demandas del mercado. El bajo nivel de cotizaciones que ofrece la industria (cuando no oferta “sin precio”) está arrojando por la borda la inversión pública realizada en mejorar las estructuras productivas y pone en entredicho cualquier intento que se haga para abordar una política de calidad en el sector con objeto de prestigiar y promocionar los vinos de Castilla-La Mancha.
Así se lo ha transmitido el secretario general de COAG-IR, José Rodríguez Villarreal, al director general de Mercados Alimentarios, Federico López, en una entrevista en la que se abordó la futura Ley de Calidad Alimentaria que tiene en proyecto la Consejería de Agricultura.

“Podemos hablar cuanto se quiera de Interprofesionales y de Planes Estratégicos” ha expresado Rodríguez Villarreal “pero la industria está poniendo de manifiesto su nulo compromiso para con el sector de nuestra región y con tan poca predisposición de los industriales es muy complicado hablar de estrategias de futuro”. Para los agricultores las interprofesionales dejan de tener sentido en tanto en cuanto la mejora de las condiciones de venta y de mercado no repercutan también en un incremento de sus ingresos.

El máximo responsable de COAG-IR en Castilla-La Mancha ha señalado que no es cierto que haya crisis en el vino; sino que lo que llevamos arrastrando varias campañas es una crisis de renta de los viticultores. De seguir la actual situación ha anunciado “va a dar igual que la Consejería de Agricultura tenga éxito o no en sus esfuerzos para descartar el arranque del viñedo en la Reforma de la OCM, porque en las actuales condiciones a los viticultores, sobre todos a los profesionales que viven de la viña, se les está empujando irremisiblemente al abandono, y ya hay muchos que lo están haciendo”.

Tras años de infructuosos intentos de negociación con la industria de un marco estable de precios, COAG-Iniciativa Rural insiste en que una herramienta para quebrar la actual tendencia es fijarse objetivos inteligentes para la futura OCM de vino y plantear mecanismos que transmitan el importante esfuerzo económico que realiza la Unión Europea a una mejora de las rentas de los viticultores. Por ello la Organización, en sus propuestas considera que el arranque debe tener una importancia mucho menor de la que pretende la Comisión para que haya presupuesto suficiente destinado a fijar medidas de mejora de la comercialización en la que los protagonistas sean los viticultores y sus cooperativas. Asimismo, la organización ha pedido a la Consejería de Agricultura que defienda la propuesta de COAG-IR en Bruselas para que en la OCM se condicione cualquier ayuda pública que reciba la industria privada a que establezca pactos contractuales estables con el sector productor y que la propia Consejería siga ese mismo principio en las subvenciones que entran dentro de sus exclusivas competencias.

Por último COAG-IR considera imprescindible una apuesta decidida por el apoyo al cooperativismo y a las entidades asociativas de productores, como mecanismo de concentración y gestión de la oferta y herramienta para la mejor defensa de sus producciones en los mercados y demanda a la Consejería de Agricultura que concentre sus esfuerzos en esta dirección.

COAG

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