En el caso de la D.O. Utiel-Requena, se esperaba una buena cosecha tras un mes de mayo de los más lluviosos que se recuerdan y que evitó una mala brotación de la viña. Pero las persistentes precipitaciones y las bajas temperaturas que se acumularon en junio dieron por perdido el 50% de la producción de la uva Bobal, una variedad que supone más del 80% de la producción total de la zona.
La ‘marchitez fisiológica’ que originaron estas inclemencias meteorológicas ha causado daños en su mayoría irrecuperables: sólo un 5% de la producción afectada se recuperará para su comercialización.
Por su parte, la producción de uva en la D.O. Valencia se mantendrá respecto la campaña anterior, pues las variedades no han sufrido daños generalizados por los temporales ni enfermedades a lo largo del desarrollo del cultivo. La cosecha subirá más del 10% en la zona alta de Los Serranos y un 20% en la Vall d’Albaida.
En cambio, la producción se mantiene en La Hoya de Buñol y La Ribera Alta por un cuajado muy irregular en algunas explotaciones y cae moderadamente en localidades de Los Serranos debido principalmente al temporal de pedrisco que azotó el viñedo a mediados de mayo. En los términos más afectados –Losa del Obispo y Villar del Arzobispo– los daños en las cepas harán bajar la producción en torno a un 30%.
“Se observa un satisfactorio estado fitosanitario de la uva y de excelente calidad en ambas demarcaciones”, asegura Cristóbal Aguado, presidente de AVA-ASAJA. “Más que nunca son necesarios unos precios dignos en el cultivo de la vid porque nunca antes los viticultores valencianos han sufrido una subida de los costes de producción como este año: el precio de los productos fitosanitarios se han doblado (cabría recordar que los tratamientos fungicidas han aumentado en Utiel-Requena y otras zonas productoras debido a los efectos del frío); y más de lo mismo en el importe de los fertilizantes y el gasóleo agrícola, que ya ronda el euro por litro”.
AVA-ASAJA