Las reducciones estructurales derivadas de la OCM, además de la sequía se dejan notar en los niveles productivos de los cinco países más vinificadores de Europa.
Este año, la producción italiana de vino caerá por debajo de los 40 millones de hectolitros, según las últimas estimaciones de la ISMEA, 39,3 millones de hectolitros será el total previsto de producción, mientras que la cosecha de 2011, que ya fue también una de las más bajas de las últimas décadas, se alcanzaron los 41,5 millones de hectolitros. Un descenso que contrasta con los 48,5 millones producidos en 2010, según la Organización Internacional de la Viña y el Vino). Según el medio especializado en aquel país, Vinicolo Il Corriere, la causa de esta reducción hay que buscarla en la sequía generalizada, que se suma a otros cambios más estructurales que ya se dejaron notar en la campaña del año pasado, como las políticas de arranque de viñedos o de vendimia.
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