Los jóvenes otorgan al vino valores de ‘distinción’ y ‘buen gusto’

Nota del MAPA
En el transcurso de un acto celebrado en la sede del MAPA, el Secretario General de Agricultura y Alimentación, Josep Puxeu, ha presentado, junto con el Presidente de la Federación Española del Vino, Mauricio Gonzalez-Gordon, los resultados de una investigación de mercado realizada por la Federación sobre el consumo de vino entre los jóvenes, un estudio para el que se han llevado a cabo más de 1.300 entrevistas a jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 35 años, en municipios de más de 30.000 habitantes.

De las conclusiones del estudio se desprende que para los jóvenes españoles, el vino es un producto que entra dentro de la esfera de bebidas sociales y en momentos de compartir, que se inicia en el entorno familiar y ligado a situaciones especiales, que se salen de lo cotidiano, asociando el producto a valores de distinción y buen gusto, y en consumo a pautas de moderación. No tienen al vino entre su bebida preferidas, pero tampoco la rechazan.

Los resultados arrojan que, en general, el vino aparece como un producto poco presente en el repertorio de bebidas habituales o cotidianas de los consumidores jóvenes, ya que su incorporación a la categoría se produce más tarde, coincidiendo con su paso a lo que consideran el mundo adulto. Así, entre los jóvenes de 18 a 24 años de edad, solo un 8% lo consume habitualmente, y entre los jóvenes de 25 a 35, momento de cambios en los que ya se incorporan al mundo adulto, es cuando se despierta el interés por el producto, el porcentaje de consumo habitual asciende al 14%.

Este componente «aspiracional» del producto, situado en la esfera de lo adulto, familiar y de las relaciones sociales y laborales, consideran los jóvenes que exige un conocimiento «para entendidos» que van adquiriendo con la experiencia vital y el paso de los años. Reconocen que consumirían más si tuvieran mayor conocimiento de zonas y productos, por lo que reclaman más información al sector que facilite su introducción en el mundo del vino.

Lo consideran un producto con gran arraigo cultural en España, y reconocen la potencia productora de nuestro país, y sus principales zonas de producción. En la esfera nutricional, aparece considerado el vino como tercera bebida más saludable, por detrás de agua y zumos, y ligado a la alimentación, lo que se refleja en los momentos que eligen para su consumo: celebraciones familiares, hogareñas, «citas románticas», celebraciones especiales con amigos, cenas en restaurantes y comidas con clientes. El afecto, el compromiso y las relaciones que socialmente importan, acercan el vino a los jóvenes españoles.

Para los momentos de consumo masivo de bebidas y de diversión, los jóvenes eligen bebidas que les son más cercanas como el agua, los refrescos y la cerveza, y que son consideradas como más accesibles. También del estudio de las bebidas preferidas por los jóvenes según momentos de consumo, se pone de manifiesto una clara diferencia que existe entre el vino y las bebidas de alta graduación, no coincidiendo ni en imagen ni en momentos de consumo.

En cuanto a la iniciación al consumo de vino, se produce básicamente a través de las celebraciones de carácter familiar, quedando muy anclado en estas situaciones, hasta que poco a poco se extiende a otros momentos fuera de ese contexto y lo empiezan a consumir con criterios propios. Esto se va produciendo conforme se acercan a los 30 años, en coincidencia con su proceso de individuación.

Del vino destacan los jóvenes sus características organolépticas; sabor, color y olor intensos de lo cual inducimos un componente «placentero» o «hedonista», aunque se consideran «no expertos». Por productos, el tinto «construye» la cultura del vino en general, capitalizando los valores de la «categoría vinos». Se le asocia con la tradición, la confianza y los efectos beneficiosos para la salud. Tiene un consumo más masculino que femenino y es el más «mitificado» entre los jóvenes.

El blanco requiere menores conocimientos para su consumo y se percibe más indicado para los jóvenes. El rosado se mueve en un terreno ambiguo. Por último, al cava se le asigna un espacio muy específico, percibido como un tipo de vino muy diferencial, se le asocia con «elitismo» y efemérides y se le ve muy vinculado a la publicidad.

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