Opinión: ‘El incuestionable papel de las cooperativas ante la nueva ley del vino’

Artículo de opinión de Alejandro Cañas, Presidente de UCAMAN
En el manantial de productos vitivinícolas elaborados en Castilla-La Mancha, la futura Ley de la Viña y el Vino de nuestra Comunidad se deja ver entre sus cientos de disposiciones como un instrumento innovador que abre posibilidades de renovación y modernidad a nuestro sector vitivinícola, tanto a nivel productivo como comercial, pero que exige un esfuerzo añadido de adaptación de nuestras actuales estructuras, lo que puede crear incertidumbre pero a la vez ilusión y claras expectativas de evolución y mejora.
Todos a hacer los deberes
Sin entrar en detalles que la Ley marca sobre el nuevo sistema de calificación y certificación de los vinos, sobre el Fondo de Promoción o el régimen sancionador, por nombrar algunas de las novedades, la Unión de Cooperativas Agrarias de Castilla-La Mancha (UCAMAN) ve necesario que exista una negociación entre quienes tienen que aplicar la Ley y la Consejería de Agricultura para adaptar todos los requisitos que exige la futura Norma de forma paulatina.
UCAMAN tiene claro que para construir la casa que se quiere hacer con este instrumento legal es necesario empezarla por los cimientos, o lo que es lo mismo, empezar por el control de la materia prima que es el viñedo.
Este control es asunto que se debe exigir a la Consejería de Agricultura, hecho este que está legitimado por los impuestos que se pagan. Por ello, Castilla-La Mancha debe de disponer de un registro vitivinícola actualizado, contar con una regularización de parcelas total y tener las herramientas informáticas que permitan a la Consejería de Agricultura en una palabra controlar el viñedo, competencia exclusiva de esta institución.
Hecho esto, que son los cimientos del futuro prometedor que abre la Ley de la Viña y el Vino de Castilla-La Mancha, las bodegas cooperativas de la Comunidad deben dejar los miedos atrás y asumir que si con esta Ley son las entidades que más dinero van a aportar al Fondo de Promoción que estipula la Ley, también deben ser, por su implantación en el entramado empresarial, social, económico y por su tradición y experiencia, quienes mejor dirijan y propongan las acciones del Fondo de Promoción. ¿Quién mejor que una bodega, -y no olvidemos que las cooperativas producen, aproximadamente, el 70% del vino de esta región- para detectar los problemas que hay en la comercialización y cómo solventarlos?
Dicho de otra manera, desde UCAMAN se entiende que si la gran parte de los sistemas de comercialización y otras medidas necesarias orientadas a la adaptación de los productos vitivinícolas al consumidor se van a pagar con dinero recaudado en su mayoría con las declaraciones de producción y de existencias de los transformadores de uva en mosto, es decir, bodegas y cooperativas, deben de ser éstas quienes dirijan las acciones de la Fundación del Fondo de Promoción.
Por otro lado, y para terminar de describir cómo debería de concebirse este Fondo de Promoción, sería injusto que envasadores y comercializadores de productos vitivinícolas que se van a beneficiar de las actuaciones de la Fundación, no aporten capital alguno, siendo los mejores posicionados en recibir los primeros beneficios y resultados de dicha Fundación.

Artículo de Opinión Alejandro Cañas, Presidente de la Unión de Cooperativas de Castilla-La Mancha (UCAMAN)

UCAMAN

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