Opinión: ¿Quién pone el precio a las uvas?

Artículo de opinión de Jesús de Juan, responsable del sector vitivinícola de ASAJA-Ciudad Real
Ante la llamada guerra del vino da la impresión de que nadie fija el precio a las uvas, ni las cooperativas ni los industriales, unas, que elaboran el 80% de la producción, porque dicen que no compran uva, que se limitan a aceptar la producción de sus asociados y lo único que hacen es vender vino y mosto, y otros porque dicen “Ni Avimes ni Asevicaman compran uva, ni intervienen en el libre mercado”…”las bodegas adquirentes de uva no llegan ni al 20%” etc.

Así es que cuando los productores, a través de nuestras organizaciones profesionales agrarias defendemos que no podemos permitir que el precio de las uvas esté por debajo de los costes de producción, se nos dice que efectivamente el precio de las uvas es bajo, que debería estar mas alto, pero que es el mercado, “el libre mercado” (qué ironía), quien diseña la tendencia de los precios.

Lo cierto es que las uvas están bajas de precio, por debajo de lo que cuesta producirlas, que con estos precios se desincentiva a la producción, sector que ha hecho un esfuerzo tremendo para adaptar la estructura vitícola de esta región a lo que se decía demandaba el mercado, y que ahora, con los deberes hechos, nos dan la bofetada de estos precios insultantes, en un año en el que las estadísticas arrojan una subida de las exportaciones, en que los stocks en bodegas son inexistentes, en los que las previsiones de cosecha en toda Europa han caído por efecto de la ola de calor, y en el que entraban en producción las primeras hectáreas de la reestructuración del viñedo, la actuación, según la Consejería de Agricultura, más importante que jamás se haya hecho en ningún lugar sobre el sector vitícola.

Todos estos datos, que en un libre mercado serían suficientes para incrementar sensiblemente el precio de las uvas, para pagar las uvas según calidades, para que el sector productor recogiera frutos y valor añadido a lo que genera su producto, todos estos datos favorables, como digo, los cogen las asociaciones empresariales “AVIMES” y “ASEVICAMAN”, los meten en una coctelera, los agitan debidamente, y les sale la bomba: “el precio de la uva, deciden unilateralmente, es inferior al de la campaña pasada, pero no por capricho, sino porque así ha diseñado esta tendencia el libre mercado”.

Pero es que este no es un mercado libre, es un mercado cautivo dominado por un oligopolio industrial, y cuando ASAJA denuncia esta situación, ASEVICAMAN reconsidera la tendencia de ese que llama “libre mercado” y decide, otra vez unilateralmente, corregir al alza unas décimas los precios pasando de 2,20 pts./kilogrado a 2,30 pts/kilogrado, esta es una subida del 4,5% , sin embargo, en su afán de desinformar, en su afán de quitar transparencia al mercado, en su nota de prensa ASEVICAMAN dice textualmente que las uvas blancas en CLM podrían subir “un

9,3% más de valoración, situándose en unas 2,50 pts. kilogrado, incluido ya el transporte, es decir, 2,30 ptas. Kilogrado, más 2 ptas kilogramo”. ¿Qué quiere decir ASEVICAMAN? Si las uvas suben un 9,3% deberían pasar de 2,20 a 2,40 pts kilogrado, que con las 2 pts kg de portes, que tambien se pagaban en las 2,20, se pondrían en 2,56 pts kilogrado, y es que es casi lo mismo, pero no es lo mismo hablar de 2,30 que de 2,40, ni de 2,50 que de 2,56, y al final tanto un precio como otro son una porquería, pero mejor es que la cosa no esté clara y sea el comprador el que pueda arrimar unos céntimos a su bolsillo, que en el bolsillo del productor no solucionan nada.

Porque 10 céntimos por kilo para un productor que coja 100.000 kilos no es casi nada, dos mil durillos de nada, pero para un industrial que molture 40 millones de kilos suponen 4 millones de pesetas, 24.000 euros, y con eso ya se pueden hacer algunas cosas. El margen de maniobra aumenta cuando lo que el industrial se guarda en el bolsillo no son ya 10 céntimos por kilo, sino 10 pesetas por kilo que deja de percibir el productor al vender por debajo de los costes de producción.

Además ¿qué es eso de las 2 pesetas por kilo para cubrir los portes?, acaso cuesta lo mismo acarrear las uvas a 10 km de distancia que a 100, en remolques de 7.000 kg que en camiones de 30.000 kg, acaso cuesta lo mismo transportar uvas blancas que tintas, uvas en remolque con colmo que uvas bien recolectadas. Esto de las dos pesetas por portes es otra manera de oscurecer las cosas, las uvas tienen que tener su propio valor, los transportes el suyo, si el transporte lo tiene que pagar el productor o el bodeguero es otra cuestión a discutir, pero mezclar portes con el precio de la uva no va encaminado precisamente a aclarar las cosas.

Y hablando de oscurantismo y falta de transparencia la palma se la lleva ASEVICAMAN cuando, de forma unilateral, insisto, decide cuanto valen las uvas viníferas tintas, como dicen en su nota, “con un correcto equilibrio enológico”, faltaría más, ante todo vamos a primar la calidad. Pues bien, deciden que las de mas de 13º pueden subir un 4%, de 2,60 que las tenían pasarían a 2,70, pero nos regalan unos céntimos mas y dicen que las podrían pagar a 3,10 pts kilogrado incluido ya el porte de 2 pts kg, pero aquí se vuelve a equivocar ASEVICAMAN, si las uvas tintas pasan de 2,60 a 2,95 sin incluir portes quiere decir que la subida no es del 4% como dicen, sino del 13,5%, ¿Porqué ASEVICAMAN se empeña en publicar que solo sube las tintas un 4% cuando la subida real que admiten es del 13,5%? No vemos otra explicación que seguir con la falta de transparencia que beneficia al que pesca en río revuelto.

Desde ASAJA venimos pidiendo año tras año que se fijen los precios antes de comenzar cada campaña, llegando a acuerdos interprofesionales, pero el año que ha habido acuerdos ha habido incumplimientos, con lo que ¿para qué llegar a acuerdos cuando una parte se ve con la fuerza suficiente como para imponer precios de forma unilateral? Porque efectivamente las bodegas no cooperativas solo compran el 20% de la producción, pero el producto final de las cooperativas, ya sea vino, mosto, subproductos, etc, va a parar a manos de esas pocas industrias que son las únicas que tienen estructuras comerciales capaces de colocar en el mercado la producción.

Para resolver el problema es necesario constituir una INTERPROFESIÓN DEL VINO DE MESA DE CASTILLA-LA MANCHA, primero porque a nivel nacional es imposible que funcione, los intereses de las distintas zonas vitícolas no sólo son distintos, sino que a menudo son contrarios, segundo porque esta región supone el 50% de la producción nacional de vino, pero mas del 80% de la producción nacional del vino de mesa, tercero porque solucionando el problema del vino de mesa ya sólo nos quedaría solucionar el problema de los vinos de calidad. Y es que se habla de vino en general, de uvas en general, pero hay que hablar de destino de las uvas, no puede tener el mismo precio la uva que va destinada a la destilación, que la que va destinada a mostos, que la destinada a elaborar vino de mesa o vino de calidad, y hasta aquí nadie ha valorado la uva por su calidad, es más la producción de uva de calidad en CLM está penalizada y su producción no participa en absoluto en el valor añadido que está generando. Hasta aquí la industria se pregunta ¿porqué voy a pagar un céntimo más si puedo comprar las uvas mejores al mismo precio que las peores?.

Artículo de opinión de Jesús de Juan, responsable del sector vitivinícola de ASAJA-Ciudad Real

Asaja

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