El 22 de Septiembre de 2012 a las 14:49 se produjo el equinoccio de septiembre, lo que nos recuerda que definitivamente acaba el verano y que entramos en un periodo de temperaturas más templadas típicas del otoño, lo que propicia que en nuestro huerto podamos plantar guisantes, una de las piezas básicas de todo buena alimentación debido a las vitaminas A y C que nos aporta y a otros elementos como hierro, potasio y sales minerales. Para acabar de hablar de sus propiedades, hay que decir que la moda que abunda hoy en día en los supermercados de venderlos en la sección de congelado le quita un poco de efectividad a sus cualidades nutricionales.
Pero hoy queremos hablar de dos plagas que afectan a los guisantes:
La principal amenaza para la producción de guisantes es la llamada polilla del guisante, Laspeyresia nigricana. Para todo aquel que no la haya visto todavía la podrá identificar como una mariposa de color negro, que se posa cuando el guisante está en floración, y deposita los huevos en las hojas del guisante, así que ya sabemos donde tenemos que mirar con detenimiento para poder identificar estas formaciones, ya que al poco tiempo de su deposición, se forman las orugas que son las que penetran dentro de la vaina. El periodo embrionario puede durar alrededor de 6-10 días y la deposición de los huevos llega hasta cantidades de 200 en total. Ya que su deposición puede producirse durante una época amplia, el control biológico se ve bastante difícil. Teniendo que ser tratada por lo general con técnicas de prevención, tales como quitar las plantas después de la última cosecha y cultivar variedades cuyas flores sean tardías.
La otra plaga es la del pulgón verde, Acyrthosiphon pisum Harris, es una plaga tanto de guisante como de la alfalfa. En el caso del guisante, afecta a la planta debilitándola, ya que se come sus tejidos y aparece en las épocas de otoño y primavera. Se recomienda aplicar tratamientos preventivos y utilizar insecticidas sistémicos, tales como Esfenvalerato o deltametrín