La turba es un material orgánico compacto de color parduzco (más o menos oscuro) y que presenta una estructura porosa. Atendiendo a su composición vemos que tiene entre un 45-60% de carbono, 30-40% de oxígeno, 5-10% de hidrógeno y 4-0% Nitrógeno.
La producción de la turba es lenta, debido a que su actividad microbiana es baja. Para producir la turba, primero se debe de encontrar un terreno que por condiciones climáticas (los climas fríos favorecen la producción de turba), de vegetación o del grado de diagénesis del suelo, tenga las características idóneas para dicha producción.
Actualmente la producción de turba mundial se centra en países como Estados Unidos y Canadá, siendo las regiones bálticas y nórdicas las que destacan en la producción europea.
Una vez identificado el terreno ideal, las labores de terreno que se hacen son la de drenaje, para evacuar el agua de la turbera seguido de un secado lento a bajas temperaturas. También se produce la limpieza de la vegetación en superficie, la preparación del terreno aplanándolo y el rastrillado de la capa superior para favorecer el secado de la capa superior de la turba para posteriormente recoger la turba con el método adecuado. En este último paso es muy importante que el estado granulométrico sea el indicado para que la calidad final de la turba sea la idónea.
Dependiendo del origen podemos diferenciar la turba en negra o rubia, la diferencia entre estas dos radica en que las turbas rubias tienen un mayor contenido en materia orgánica y presentan una descomposición menor. Por este motivo es mejor utilizar turba rubia para los primeros estados de crecimiento de una planta y es indicado si el cultivo es de plantas acidófilas. Por su parte, la turba negra presenta una aireación en parte deficiente y unos contenidos elevados en sales solubles; esto se debe a que están más mineralizadas. La turba negra es recomendable para crear semilleros, ya que la gran humedad que presenta es favorable para la germinación.
Resumiendo, la turba bien sea negra, parda o rubia supone un seguro para todos aquellos que estén buscando un sustrato agrícola que favorezca las prestaciones del suelo para la planta. En caso de que nuestro suelo tenga una capacidad de retención de agua escasa, también es conveniente hacer uso de la turba para aumentar esta capacidad de retención de agua.
Una practica que se suele realizar con frecuencia es la de mezclar la turba con otros substratos para mejorar las propiedades físicas del suelo.
La verdad es que yo también lo recomiendo, probe esa técnica en mi huerto y me funciono genial.
Dependiendo el tipo de suelo la turba puede ser un gran remedio. En hortalizas va de lujo
Buen artículo, no sabia yo mucho de la turba